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jueves, 18 de julio de 2013

Documento Nº 3: La lucha por la Preservación del ambiente es la lucha contra el imperialismo


Caracas, julio 2013. Prensa Antifascista.- Las formalidades impuestas por el sistema capitalista en cada uno de los acuerdos y tratados internacionales, son elementos meramente hipócritas que no ayudan en nada la preservación ambiental y que sin prejuicio alguno dejan a un lado las manifestaciones expuestas y defendidas por las organizaciones populares del mundo. Las clases dominantes, influencian con su propaganda a buena parte de las masas en el espíritu burgués, separándolas de sus verdaderos intereses y sembrando en ellas conductas consumistas que a la larga contribuyen a una destrucción progresiva del ecosistema.

El sistema capitalista influye en las formas de vivir y actuar de las personas, logrando de esta manera, apoderarse de los espacios en los que pueda aprovechar la mayor cantidad de potencial energético, condicionando subliminalmente al humano a generar un alto nivel de consumo de bienes y servicios con el concepto de cubrir necesidades ficticias, causando de este modo un desequilibrio de la biodiversidad de cada ecosistema del planeta.

Cuando revisamos las consecuencias provocadas por la aplicación de técnicas devastadoras por parte de las industrias nacionales y transnacionales, quienes centran sus acciones para la explotación no planificada de los ecosistemas (para satisfacer la dinámica imperialista), vulnerando de este modo el equilibrio de la biodiversidad del mundo, demanda un análisis crítico y acciones prácticas para enfrentar las actividades destructivas que aplica el sistema capitalista.

A través de las grandes corporaciones mediáticas, incentivan a la población joven a asumir características y conductas alienantes que invocan al consumismo. La transculturización, la pérdida de la autodeterminación cultural de nuestros orígenes, conduce a una falsa opinión generalizada de avance tecnológico y progreso científico, que a la larga, al estar sometido a la dinámica del consumismo, solo trae consecuencias negativas para la naturaleza. Bajo esta impresión mediática, los imperialistas se apoderan de los recursos naturales de los países dependientes y expanden sus esferas de influencia en pro de los beneficios de los grandes consorcios capitalistas.

Para ejercer su dominación, los imperialistas no se detienen ante la utilización de tóxicos y armas corrosivas para el ambiente, en las guerras de conquista, utilizan armas bacteriológicas como “agente naranja” “napalm”, “fósforo blanco”, “uranio empobrecido” y otros, que generan el más alto nivel de contaminación degradación de las aguas, suelos, aire y por ende de la capa de ozono. Como consecuencia, tenemos un alto nivel de muertes y proliferación de enfermedades genéticas, extinción de especies de animales y de plantas de las selvas vírgenes (pérdidas que amenazan significativamente toda posibilidad de sobrevivencia de la vida humana).

Cuando observamos la forma como el imperialismo destruye la vida del planeta, nos encontramos frente a uno de los temas más candentes de discusión a nivel mundial. Por causa de intereses de los grades monopolios, el deterioro ambiental se acelera a pasos alarmantes, lo cual ha generado un efecto de organización desde las masas, originando acciones desde los colectivos populares y juveniles que emprenden la lucha de choque como respuesta a este flagelo.

Debemos comprender lo que significa la cantidad de monóxido de carbono (CO) y otros gases tóxicos que liberan las grandes industrias capitalistas (combustible fósil). Obviamente es necesario mencionar que desde este sistema capitalista se utilizan fertilizantes y pesticidas nocivos que generan la degradación de los suelos, siendo este, otro de los factores que influye en la producción de gases de efecto invernadero. Hay que nombrar también la minería a cielo abierto, que en países como Ecuador o Perú causa grande daños al ambiente, ya que es una poderosa fuente de contaminación.

Igualmente, podemos destacar el uso de biocombustibles. Una táctica desesperada del imperialismo ante el aumento del precio de combustibles fósiles producto de la crisis general del sistema capitalista. Los biocombustibles pasan a ser una fuente de contaminación de niveles desproporcionados.

Así pues, si bien es necesario generar y aumentar la conciencia ambiental de cada hombre de cada mujer, el verdadero cambio sólo puede darse si se modifican las relaciones de producción capitalistas que han regido a la sociedad humana en su conjunto durante los últimos siglos y pasar a un nuevo modo de producción que no puede ser otro que el socialismo.

Es importante que cuidemos el ambiente en todos los actos de nuestra vida cotidiana pero no es suficiente.

Sólo estableciendo un sistema socio-económico completamente nuevo y diferente, donde la estructuración de la sociedad sea pensada bajo pautas de respeto y cuidado de la naturaleza, desde una conciencia ambiental amplia y abarcativa, de un uso sabio y sustentable de las fortalezas que nos brinda la naturaleza, podremos pensar en la supervivencia nuestra y de muchas otras especies. No podemos cerrar los ojos ante el desarrollo de la tecnología y su aplicación para utilizar los recursos naturales y ponerlos al servicio de la humanidad, pero usándola de forma planificada, acorde a las necesidades sociales y no a las necesidades del mercado de compra-venta burgués. En definitiva la economía planificada del socialismo.

Pero, para llegar a esa sociedad de preservación, es necesario acelerar la organización y destruir el sistema capitalista. Como dijo el presidente Hugo Chávez en la cumbre de Copenhage el año 2009: “No cambiemos el clima, cambiemos el sistema”. Sólo el socialismo es capaz de salvar el planeta, pero el socialismo existirá únicamente si hacemos saltar por los aires, destruir al capitalismo y todo en lo que éste se sustenta.

Los jóvenes del mundo; representan una esperanza de revolución, para generar los cambios que dialécticamente se hacen necesarios, creando vínculos cada vez mas fuertes entre del organizaciones latinoamericanas y otros continentes, lo cual ha incentivado a los países dependientes como Cuba, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, entre otras naciones que fijaron posición tangible al generar estrategias y convenios de manera inmediata con el objeto de conseguir una verdadera configuración táctica, en aras de orientar la lucha por un mundo libre de fascismo y de imperialismo, impulsando la vinculación entre las organizaciones nacionales e internacionales, para desplazar el nefasto sistema capitalista.

La organización de los movimientos de preservación ambiental no debe ser aislada, sino que debe estar unida estrechamente a la lucha del obrero y del campesino pobre, de las mujeres, intelectuales y estudiantes revolucionarios, de artistas, cultores y jóvenes que lucha por la nueva sociedad, deben trabajar de forma organizada a través de un sólido frente de masas juvenil que los agrupe a todos para luchar contra el enemigo común. Desde la CJAA proponemos los Campamentos Antifascistas como plataforma para crear y fortalecer ese frente popular de la juventud.

Es por ello que desde la crítica y autocritica radical es necesario que todos los que consideremos salvar el planeta, entendamos que la prioridad para cumplir este objetivo, es desmontar este sistema Capitalista e instaurar el Socialismo Científico, tener como bandera la irrestricta postura antifascista-antiimperialista.

¡Que la crisis la pague la burguesía y no la juventud y los pueblos!

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