Caracas, julio 2013. Prensa Antifascista.- Hacer realidad una cultura que exprese los sentimientos más profundos del pueblo trabajador y difunda las tradiciones más arraigadas en la conciencia popular, conlleva una serie de acciones no solo constructivas, sino también destructivas.
La cultura, hablando en términos antropológicos, significa todo el trabajo manual del ser humano a través de los años, condensado en la conciencia de las masas.
Pero la cultura no es un fenómeno aislado ni independiente de las relaciones económicas de los hombres. Junto a la transformación del modo de producción, se operan necesariamente cambios radicales en la cultura. De esta manera, podemos decir que los niveles culturales de la sociedad primitiva son totalmente distintos a la sociedad esclavista que la sustituyó; más avanzada aún fue la cultura de la sociedad feudal.
Posteriormente, la sociedad capitalista vino a sustituir a la feudal y se instauró una nueva cultura, la cultura burguesa, que es la que conocemos actualmente, moribunda y corrompida por el mercado de compra-venta capitalista.