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domingo, 28 de julio de 2013

Documento Nº 2: La cultura como instrumento de lucha juvenil contra el capitalismo


Caracas, julio 2013. Prensa Antifascista.- Hacer realidad una cultura que exprese los sentimientos más profundos del pueblo trabajador y difunda las tradiciones más arraigadas en la conciencia popular, conlleva una serie de acciones no solo constructivas, sino también destructivas. 

La cultura, hablando en términos antropológicos, significa todo el trabajo manual del ser humano a través de los años, condensado en la conciencia de las masas. 

Pero la cultura no es un fenómeno aislado ni independiente de las relaciones económicas de los hombres. Junto a la transformación del modo de producción, se operan necesariamente cambios radicales en la cultura. De esta manera, podemos decir que los niveles culturales de la sociedad primitiva son totalmente distintos a la sociedad esclavista que la sustituyó; más avanzada aún fue la cultura de la sociedad feudal. 

Posteriormente, la sociedad capitalista vino a sustituir a la feudal y se instauró una nueva cultura, la cultura burguesa, que es la que conocemos actualmente, moribunda y corrompida por el mercado de compra-venta capitalista. 

A la sociedad capitalista de explotación, la sustituirá la sociedad socialista, donde se operarán cambios radicales en el aspecto económico, se acabará la explotación del hombre por el hombre y como resultado de todo esto, la cultura será un instrumento de enriquecimiento y crecimiento espiritual de los seres humanos, liberándose de las cadenas de la mercantilización. 

¿Cuáles son las diferencias esenciales entre la cultura socialista y la cultura explotadora? ¿Qué hacer mientras tanto llega el socialismo? Estas interrogantes son el punto de debate para la construcción del nuevo modelo cultural popular y proletario. 

La moribunda cultura burguesa y la cultura socialista 

El rasgo característico de la cultura socialista, popular y proletaria, que la distingue radicalmente de todas las formas culturales precedentes, es que es una cultura de nuevo tipo, de la sociedad libre de la opresión y la explotación de las minorías poderosas. 

Todas las culturas viejas (esclavista, feudal y capitalista), son culturas de los explotadores, de los dueños de los medios de producción, de las élites. Culturas que buscaron y buscan sostener mediante el engaño y la superstición, un orden de cosas que perjudica a las amplias masas trabajadoras y beneficia a los dueños del capital y la tierra. 

La cultura burguesa o capitalista, que es la que nos bombardea a diario con sus prejuicios de clase, que adoctrina a los jóvenes con prototipos burgueses y modas creados en los despachos de las empresas multinacionales, que es la cultura de los implantes, de las drogas, de la música chatarra, del consumo, del fanatismo religioso, cultura que exalta al individuo y crea prototipos de cómo debe ser la “mujer y el hombre moderno” sin importar cual es la suerte de millones de hambrientos en el mundo. 

Pero esta cultura va más allá. No solo crea los adaptados al sistema de la sociedad del consumo, sino que también crea los prototipos de “rebeldes” y de “antisistema”. Surgen las llamadas tribus urbanas, que aunque en apariencia están en contra del consumo y del sistema, son un producto de la cultura burguesa, desarrolladas en las sociedades mercantiles de los Estados Unidos y Europa. 

Otra característica de esta cultura burguesa, es que refleja al burgués en la mente de los jóvenes. Todos quieren parecerse a la estrella de televisión y usar todo lo que esa estrella usa. Tendencias desarrolladas por las agencias de publicidad para mejorar las ventas de productos y crear necesidades ficticias. 

Nuestra propuesta cultural, debe romper los moldes impuestos por el sistema. Debe estar enmarcada en los intereses y en la idiosincrasia de nuestros pueblos y en las tradiciones revolucionarias de todos los pueblos del mundo y no en las conductas de sus clases dominantes. 

La cultura socialista, debe significar una ruptura con la sociedad del consumo. Es importante destacar el papel que en esto juega la juventud, puesto que somos los jóvenes quienes más fácilmente caemos en los encantos de la publicidad, pero al mismo tiempo, somos quienes luchan de manera más resuelta contra la opresión. 

En todo el mundo, se ha venido desarrollando un gran movimiento cultural que lucha contra la sociedad del consumo. En Venezuela, las expresiones de cultura popular brotan por todos los rincones del país. Cada vez son más los colectivos juveniles que adoptan para sí, las ideas colectivistas propias de la clase obrera y desechan los antivalores individualistas de la burguesía. 

Conclusión. 

La cultura no se debe concebir de manera independiente y aislada de la lucha de los obreros y campesinos pobres por el socialismo. En la actualidad, tanto en Venezuela como en el mundo, se desarrolla una lucha de clases cada vez más intensa entre explotadores y explotados, los jóvenes se han integrado como parte de los movimientos que combaten las medidas hambreadoras impuestas por los organismos financieros de las potencias imperialistas. 

Cada vez en mayor medida, cultores, artistas, poetas se solidarizan y hacen suyas las luchas sindicales, campesinas, estudiantiles, etc. 

El movimiento cultural que comienza a nacer en nuestro país, aun no tiene una forma determinada y multitud de grupos y movimientos, estas se expresan aún de manera aislada y dispersa. 

Nuestra propuesta como juventud antifascista y antiimperialista, es la de unidad de acción para combatir al enemigo común. Fortalecer una organización amplia en la modalidad de Frente Popular, que albergue en su seno a las más diversas tendencias de la cultura socialista que tengan como objetivo, luchar por una sociedad de iguales. 

Dentro de la CJAA, proponemos que esta diversidad de organizaciones culturales, se conviertan en brazo organizado de las luchas populares. Que la cultura sirva de vehículo para fortalecer la lucha de los trabajadores y el pueblo humilde en el largo y glorioso camino hacia la patria socialista. 

Abogamos porque la cultura se convierta en una poderosa arma en la lucha de clases contra la burguesía, alejándose de las trabas comerciales dentro de las cuales está actualmente sumergida. Nuestra propuesta, una cultura popular. 

¡Que la crisis la pague la burguesía y no la juventud y los pueblos!

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